Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

viernes, 13 de noviembre de 2009

El chico que soñaba que le mataban

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Esta es una historia real que ocurrió un 31 de Octubre.

El protagonista era un niño llamado Fernando. Este niño siempre soñaba que le mataban en una noche de Halloween.

Harto de soñar siempre lo mismo, decidió llamar a un inspector de sueños extraños. De camino a su casa, el inspector iba tranquilo porque ningún caso se le había quedado sin resolver.

Cuando llegó a la casa del niño, le preguntó:

- ¿Qué es lo que sueñas ?

- Que me matan en una noche de Halloween - respondió él con miedo.

- ¿Con qué arma lo intentan hacer?- Volvió a preguntar el inspector.

- Un año con una pistola, otro con un cuchillo y así todos los años....

Con esas pocas pistas el inspector ya sabía lo que le pasaba a Fernando, así que se acercó a él y le susurró al oído lo que le pasaba.

Nada más oír lo que le había dicho, Fernando huyó de su propia casa, dejando allí sólo al pobre inspector.

Poco después, el chico se perdió y no supo donde ir. Bagando por las calles, se topó con una chica en una situación parecida a la de él.

Se llamaba Laura, se le acercó a Fernando, le dio la mano con gesto de Bienvenida y le contó su sueño.

- Yo estoy perdida y cansada de soñar siempre que me secuestran.

- Pues mi sueño es aún peor: sueño que me matan- dijo Fernando muy seguro de lo que decía.

Muy pronto oscureció, y justo cuando salió la luna llena, Laura se convirtió en una bruja y, mientras que Fernando se convirtió en un niño lobo.

Intentaron llamar a la puerta de la casa de los vecinos, pero al verlos , la gente cerraba la puerta de un portazo con miedo de que Laura y Fernando les hiciera algún truco.

Llamaron a todas las casas de la ciudad, pero nadie les dejaba pasar.

Al año siguiente, les ocurrió lo mismo. Laura, harta de soñar lo mismo de siempre, intentó clavarse un cuchillo, pero Fernando la detuvo.

- Estoy harta de ser una bruja, quiero volver a ser la chica que era antes - lloró Laura.

- Yo también, pero no significa que tengas que matarte -dijo Fernando - anda, no seas tonta, a mí tampoco me gusta ser un niño lobo.

- No vamos a poder sobrevivir durante mucho tiempo, tenemos que pedir a la gente comida.

- Pero ya has visto que no nos quieren en ésta ciudad. Aunque....¿y si les pedimos chucherías?-preguntó Fernando.

- ¡Oh sí !¡me encantan las chucherías!-exclamó Laura.

Pronto volvieron a llamar a la gente, pero esta vez dijeron a la vez:

- ¡Truco o trato! ¿Nos pueden dar alguna chuche?.

- ¡Ay! ¡Qué niños tan graciosos!. Tomad todas las que queráis, son todas vuestras -respondió la mujer de la casa a la que llamaron.

- ¡Gracias, señora!. Es muy amable - dijeron los chicos.

- Oye, esto es divertido; Hagamos esto todos los años en el día de Halloween - propuso Laura.

- Está bien, será una tradición - dijo Fernando.

Laura, sin saber como, tocó el timbre de una casa, y acto seguido abrió una mujer:

- ¿Qué os parece si entráis a mi casa y os preparo un chocolate con leche?.

Los chicos desde ese día fueron felices en esa casa.

Gracias a esos dos chicos (que volvieron a ser como antes ) hoy en día muchos niños como ellos, celebran esa fiesta, llamando a las puertas de los vecinos esperando a que alguien les dé caramelos.

En lugar de ser brujas y niños lobos de verdad, en Halloween la gente se disfraza y la fiesta se celebra de noche.

Espero que os haya gustado.

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