Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

sábado, 31 de octubre de 2009

La noche de Halloween

La noche de Halloween

Yo me llamo Andrea,y mis amigas se llaman Izaskun, Goizeder, Sheila y Leire. Pero también estaba ella. Era rubia de ojos azules, como no recordar su rostro, Se llamaba Mayra.

Estábamos en Ansoain, haciendo los preparativos para Halloween:
-¿Por qué no vamos todas iguales?-Preguntó Izaskun.
- ¡Ni en broma!- Saltó Leire.
- ¿Y si llevamos bolsas en vez de cestas?- Exclamó Goizeder
-No. Las cestas es lo tradicional,no lo vamos a cambiar, además ¿Tú que piensas Mayra?- Añadió Sheila.
-Pienso que no deberiamos cambiar las costumbres de siempre, por cierto Leire ¿que tiene de malo ir todas iguales? ¡Sería divertido!- Comentó Mayra.
A partir de aquí todo fueron gritos, enfados e ideas poco razonables...
-¡Parad! No hemos tenido nunca problemas con Halloween, ¿Qué os pasa? Lo vamos a realizar como todos los años ¿vale?- Interrumpí.
-Tienes razón.- Asintieron todas.

Era el día esperado por todas nosotras,habíamos quedado en la plaza del Ayuntamiento para pedir los ansiados caramelos que buscaban todos los niños y niñas. Nos dejaban a todas hasta las once de la noche menos a Mayra ella tenia que estar a las siete y media en casa por razones que no nos quería contar.

Fuimos por todas las casas que encontrábamos,algunos no sabían que era Halloween, otros colgaban y otros simplemente daban miedo. Estábamos en un portal, llamamos y el señor nos dijo que pasáramos, pero no nos dimos cuenta de que piso era por lo tanto iríamos por todos los pisos y nos pararíamos en la que tuviera la puerta abierta.

Como no recordarlo, era el cuarto piso y de pronto, empezó a sonar una música estraña, era una música terrorífica. Estábamos tan asustadas que salimos corriendo hacia el quinto y último piso, una idea poco lógica. Estábamos Izaskun, Sheila, Goizeder, Leire y yo. Mayra no estaba, no sabiamos donde se encontraba, bajamos corriendo las escaleras hacia el cuarto piso, para ver si le había pasado algo, pero, no había absolutamente nada. Nos fuimos a buscar a Mayra por los alrededores de la plaza donde nos encontrábamos.
Este fue el peor momento de mi vida,verla de la manera en que lo hicimos, no se nos olvidará jamás. Mayra era un Halphas, un gran personaje infernal, un gran demonio. Tenía dos grandes alas rojas con pequeñas puas, un enorme cuerno en la frente, y los dientes tan afilados como cuchillos.
Se disponía a atacarnos, en esos momentos no se nos movían las piernas, queríamos huir, pero no podíamos.
-¡Socorro! ¡Ayuda!- Suplicaba Izaskun.
-¡Mayra para por favor! ¡Somos tus amigas! ¿no nos recuerdas?- Decía llorando Goizeder.
- Mayra,¿por qué no nos contastes nada de esto? Somos tus amigas y vamos a seguir siéndolo aunque seas así, ¡no nos importa que tengas este aspecto!-Exclamó Leire.
A Mayra se le saltó una pequeña y brillante lágrima, pero, volvió a su fin, o eso parecia, cuando de pronto:
- Mayra, sabemos que no quieres hacer esto, sabemos que en el fondo, aunque sea muy fondo, ahora mismo nos recuerdas,tú no quieres ser así,y lo sabemos pero, que sepas que si ahora mismo nos vas a matar debes recordar que siempre vamos a ser tus amigas y nunca te vamos a abandonar.- Le hablé amablemente, era mi amiga, y la quería como a nadie.
Mayra empezó a llorar desconsoladamente, nos queríamos acercar, pero no podíamos, había una barrera transparente que aportaba rigidez y no nos dejaba entrar. Empezó a desparecer misteriosamente, no sabíamos que ocurría a si que nos dirijimos hacia ella con toda la velocidad que nos dejaban nuestras piernas.Mayra nos dejó una nota que hasta ahora todavía la conservo.
Hoy es Halloween, el cumpleaños de Mayra, y el mismo día que despareció. Todavía leo su nota:
Lo siento, mi lugar no es aquí. Espero que me recordeis, como yo os recordaré, sólo os quiero decir que cada Halloween os acordeis de mi como la chica rubia de ojos azules y no como el demonio que soy.
Mayra.

viernes, 30 de octubre de 2009

El fútbol y la literatura épica

Este texto adaptado aparecía hoy en EL MUNDO

LA POPULARIDAD de un deporte depende de su capacidad de ser espejo y de crear identificación.La misma definición que tiene la literatura épica en una de sus acepciones. En estas últimas fechas del calendario español, pocos acontecimientos han logrado enganchar a tanta gente y suscitar tal interés de los medios de comunicación de todo el mundo como la epopeya protagonizada el martes por los jugadores del modesto Alcorcón al vencer al todopoderoso Real Madrid. ¿Por qué el balompié suscita una curiosidad, sino un interés, generalizada?

Los futbolistas encarnan la indomable violencia de las fuerzas primitivas del mundo de los instintos: la juventud, la lucha sin freno contra todo lo que se le pone delante.

La gente se empuja, se arrastra para tocarles, para pasarles un pañuelo por la cara o por los pliegues del manto, por arrancarles una manga de la camisa para llevarla como trofeo a su casa como antaño hacían los peregrinos con las reliquias, por hacerse una foto a su lado como hacen los fieles con los santos de su devoción en las iglesias y en las procesiones. El fútbol es un acontecimiento épico, y el futbolista, la glorificación del héroe luchador y la ejemplificación de la sabiduría de los instintos vitales. El ídolo es un dios reducido a la medida del hombre.

Las crónicas deportivas -las narraciones épicas de nuestros días para miles de lectores- hablan y describen milagros obrados en el campo de fútbol y en la vida cotidiana por alguno de sus héroes. A los lectores les resulta más comprensible lo concreto que lo abstracto, los objetivos cercanos que los lejanos. Se dice que «los mimados de los dioses se mueren jóvenes».Por eso los seguidores mitifican las desgracias de los ídolos, y sus errores son más fecundos que los aciertos del común denominador de los mortales.Sus bufonadas y salidas de pata de banco son tomadas por gracias y pruebas de ingenio.
La masa de espectadores pierde la conciencia de su propia conciencia.Todos juegan y disfrutan del primer plano. Cada individuo se siente uno con el todo. Se borran los límites y se rompen las barreras del ser que hacen de cada persona alguien diferenciado en nuestra sociedad. La dimensión amenazadora y seductora de lo oscuro y de lo monstruoso se desborda. Triunfan las pasiones. Es el momento de la disolución, del éxtasis, de la embriaguez, de lo orgiástico que busca la liberación y la creación de espacios de desahogo. Las masas prefieren a los apasionados, a los que no conocen medida, a los aventureros de espíritu y de acción antes que a los pacientes y moderados, porque el placer nunca se encuentra en la claridad y la prudencia, sino en la exaltación y el delirio.

Las gradas musitan, cantan, braman y vomitan las mismas notas, salvo raras excepciones. El clamor colectivo ahoga la conciencia individual porque es la expresión de un único deseo que se divide en una multiplicidad de individuos y, al mismo tiempo, es el retorno de la multiplicidad de la unidad originaria. Es la unicidad de lo múltiple y la pluralidad de lo uno.

Nadie tiene que justificarse ante nadie ni ante nada por lo que hace o deja de hacer; ni por lo que dice o deja de decir. Es el exceso, la desmesura, la ceguera y la obcecación; es la vida en su estado puro, original: una atmósfera de ilusiones incomprensible pero necesaria para sentirse vivo.

Quizá un partido sea la representación, por un momento, de la vida tal como la sueña mucha gente; un intento de recuperar, aunque sólo sea por un instante, al hombre que debería ser. Un partido de fútbol es un impulso sordo que desconoce su propósito pero desvela el misterio del mundo y de la vida. Tal vez se pueda decir que nos enseña «el conflicto de la voluntad consigo misma, el cual aquí, en el grado supremo de su objetividad, se revela del modo más completo, aparece de la forma más pavorosa» (Schopenhauer). Es el borde del abismo y del precipicio.

Un partido de fútbol crea un estado anterior al arte, a la religión, a la política y hasta al conocimiento; es un sí a la vida sin condiciones, una crítica radical a la rutina de lo cotidiano y la disgregación de los ideales. Un partido de fútbol es uno de los últimos reductos de libertad colectiva, porque zambulle a los individuos en un proceso de comunión aliviadora, y una imagen comprimida del mundo y de la vida como «un mar eterno, un tejer cambiante, un vivir ardiente» (Fausto, 505-07).

Si hay seguidores de los dos equipos puede haber entre ellos enfrentamientos que representan la dimensión agónica de las personas y de la sociedad y transforman el estado de guerra de todos contra todos en certamen.
Un partido puede interpretarse como una lucha entre la desmesura y la cordura en la que la victoria de uno de los principios rivales es sólo una tregua, una paz provisional y la preparación de un nuevo combate. En ocasiones, como es el caso que nos motiva, la victoria de los humildes contra los orgullosos, del débil contra el fuerte, de David contra Goliat.
...
El artículo continua con más referencias a la cultura épica nacida en las civilizaciones clásicas de Grecia y Roma y de los comentarios resalto algunas frases sugerentes: ..."En el partido de fútbol, el árbitro personaliza la racionalidad, el sentido común, la sindéris, la buena educación frente a los instintos incontrolados de las masas de las gradas. Por eso es denostado e injuriado, él y sus ancestros hasta la tercera generación."

Los únicos espectadores de verdad son los del palco, los invitados que no pueden tomar parte activa en el acontecimiento porque, para no contaminarse, oyen los cantos de las sirenas atados al palo del mástil, como Ulises. Si gritan, si patalean, si protestan contra el árbitro dejan de ser gente distinguida para fundirse y confundirse con la masa. Cada uno de ellos es un individuo, alguien, con sus límites, su personalidad social. Los individuos del palco son la lógica que condena con su presencia la vulgaridad de las masas, analogía del éxtasis y la embriaguez.

Lo raro, extraño, incomprensible e intolerable tal vez sea la realidad cotidiana que espera a la salida del estadio. ¡Cuántos espectadores, una vez fuera del recinto, podrían tolerar y hasta disfrutar de estar en medio de la multitud como en ese momento! Tal vez el fútbol sea la imagen de un mundo verdadero contrapuesto a la apariencia del mundo; una jugada de libro tal vez sea la imagen perfecta de la fugaz belleza de la vida, cuya esencia es empezar y acabar en sí misma.

Manuel Mandianes es antropólogo del CSIC y escritor. Es autor del blog Diario nihilista.

jueves, 29 de octubre de 2009

Halloween en el colegio


Halloween era mañana, Aitor y Miguel estaban haciendo algunos planes de último minuto para celebrar el Día de Los Muertos tradicional en los paises celtas y que hoy en día nos lo venden como algo americano, pagano y fuera de contexto.
Pero, volvamos al relato. Habíamos dejado a nuestros protagonistas preparándose para la noche más terrorífica del año. Y ellos querían inventarse una historia sobre una casa abandonada calle abajo, cerca del colegio.
Aitor quería que la historia tuviera como principal personaje a un asesino que salía en Halloween para secuestrar a los niños que iban de casa en casa jugando a "truco o trato". La madre del misterioso asesino no le dejaba salir para hacer "truco o trato" porque era "una tradición festiva diabólica". Por eso, el hombre de la máscara blanca agujereada salía de la casa abandonada en Halloween, se dirigía al colegio, en busca de los niños que iban a la escuela.
Cuando Miguel escuchó el relato de Aitor se levantó entusiasmado y exclamó: "¡Sí!, ¡Extendamos esa bola por todo el cole".

¡Es ya viernes 31!¡Halloween!Aitor se levanta ese día más temprano de lo habitual, salta de la cama y, cuando entra en la cocina, sus padres se extrañan de su voracidad para consumir el bol de cacao con sus galletas favoritas y el zumo de naranja que con todo su cariño le prepara todos los días su padre Javier. Sale a la calle y baja a la avenida para coger la villavesa al colegio. Durante todo el trayecto hacia la escuela Aitor se lo pasa mandando mensajes a Miguel con sus ideas para la noche.

Al mismo tiempo, Aitor y Miguel mandan mensajes a sus amigos con el relato que habían ideado la noche anterior y, cuando llegan al colegio, todo el mundo está por los pasillos, por el patio mostrándose los móbiles, y al acercárse a los grupos les oyen comentar sobre un extraño personaje que merodea por el colegio y que persigue a los niños que hacen "truco o trato".

“¡Guao, qué éxito!", exclama Aitor. Entonces, Miguel, con un guiño, le susurra a Aitor: ¡"Vayamos ahora a la casa abandonada, nos disfrazamos y empezamos a asustar a todo jambo que pase por allí!". Aitor asiente con la cabeza y se ve en sus ojos lo animado que está al comprobar lo buen cuentacuentos que es; y en su delirio, sugiere a su amigo juntarse después de clase.

*Ring Ring Ring* “Mierda, el timbre, ya llego tarde y me espera Iñaki, el profe de Creación", brama Aitor. "Te veo luego, le grita desde la puerta de su clase Miguel, a quien le espera ya en la puerta, con cara de enfado su profesor de inglés".

*Ring Ring Ring*. Son las dos y el cole ha terminado. Aitor corre hacia la plaza para coger la villavesa sin detenerse a hablar con esa chica, Jackie, que tanto le gusta y que le hace hasta olvidarse que debe llegar a casa para preparar la mesa antes de que llegue su madre de la oficina del banco donde trabaja y que su padre salga de la fábrica de coches donde trabaja hasta las tres.

No puede esperar a llegar a casa, y como durante todo el día el segundero de su reloj parece ir incluso más despacio que cuando estaba en clase. Ya casi le confisca su reloj el jefe de estudios, ese personaje que a veces se parece más a Jason, de Viernes 13. Durante las paradas, Aitor aprovecha para escuchar los comentarios de sus compañeros de colegio sobre la historia que recorre ya la ciudad: ¡un extraño hombre con máscara blanca persigue a los niños en Halloween!

Aitor entonces le manda un mensaje a Miguel, contento de oir y ver el miedo en la cara de los compañeros, y todavía se alegra más al recibir la respuesta de Miguel: ¡Sí, yo veo a muchas chicas y chicos con pánico, incluso!".

Por fin, Aitor llega a casa de Miguel y empiezan a buscar el disfraz perfecto. Aitor quiere ponerse algo llamativo y en plan "gore", pero, de repente, encuentran lo que buscaban: una máscara blanca agujereada, un mono-buzo negro y botas militares negras con punta metálica. Además encuentran en la cocina el arma adecuada: un cuchillo jamonero. Aitor decide manchar un poco la máscara con un poco de barro y también añade unas gotas minúsculas de ketchup que parecen sangre salpicada de las víctimas. Miguel añade también más pintura roja sobre las botas y el mono negro.

Anochece ya en la ciudad y nuestros protagonistas se dirijen hacia la casa abandonada a prepara su particular "truco o trato". Empujan la chirriante puerta de hierro y deciden esconderse detrás de la ventana, pero, de repente, escuchan como se cierra la puerta de golpe. Ambos se miran y deducen que ha sido el viento,...¡ pero no ven moverse ni una hoja de un árbol! Miguel, el más miedoso, intenta abrir la puerta, pero no puede, y ,aunque Aitor se cree el más fuerte, él tampoco puede mover ni un milímetro la hoja de la puerta.

Un poco después, la puerta de atrás se abre y ven cómo una Sombra se acerca hacia ellos. Aitor y Miguel empiezan a temblar compulsivamente, y están completamente quietos, helados de miedo. No saben qué hacer y tan sólo se abrazan fuertemente cuando ven cada vez más cerca la sombra negra y deforme.

Poco a poco distinguen a un hombre alto con una máscara blanca agujereada con manchas rojas, como de sangre, y un mono y botas negras, repletas también de sangre, o algo parecido. En un segundo, Aitor y Miguel se miran y corren como nunca han corrido en las clase de su profesor de Educación Física. Aitor consigue esconderse en un armario, temblando como un flan, y Miguel intenta salir por la puerta otra vez, cabezota como buen navarro. Grave error, el hombre agarra a Miguel por el cuello y empieza a clavarle un cuchillo y la sangre roja sale a borbotones del cuerpo de nuestro amigo, e incluso, Aitor desde su escondite ve rodar la cabeza de su compinche. El asesino cogió el cuerpo de Miguel y lo subió en busca de Aitor, quien no puede evitar sus jadeos, sollozos y aspavientos de miedo y dolor.

Aitor, en su desesperación, intenta huir escaleras abajo, pero el hombre es más rápido, le atrapa y lo lanza por los mismos escalones por donde chorrea todavía la sangre de su amigo Miguel. La cabeza de Aitor se golpea primero con la cabeza de Miguel y lanza un grito: ¡Ahhhhhhhhhhh!......

Entonces la madre de Aitor entra a la habitación y le dice con una sonrisa: "¡Despierta, Aitor, que hoy es 31, tu cumpleaños y Halloween, tu día favorito!" "Ha venido tu amigo Miguel y parece muy asustado, como si hubiera visto a la muerte".

MORALEJA: "No intentes inventarte historias: antes se coge a un cojo que a un mentiroso"“O no hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti".

lunes, 26 de octubre de 2009

El Arte Contemporáneo: Los encuentros de Pamplona 1972


El Arte Contemporáneo: Los encuentros de Pamplona 1972
Situémonos en el lugar y en el tiempo: Pamplona, 1972. Una ciudad pequeña a finales de un periodo largo de falta de libertad, donde se reunen un grupo de artistas, de creadores.
Es el Museo Reina Sofia quien nos trae de nuevo esta historia que sucedió entre el 26 de Junio y el 3 de Julio cuando unos 400 creadores de todo el mundo se reunieron en la capital navarra, llamada "el acontecimiento más importante de la segunda mitad del siglo XX en España".
¿Cómo pudo celebrarse tal reunión y en Pamplona? La respuesta la tienen dos nombres: Alea y Huarte. El primero corresponde al laboratorio de música electrónica formado por José Luis Alexanco y Luis de Pablo. El segundo es el apellido de una familia de industriales mecenas navarros, quienes, entre otros, apoyaron a un pujante Jorge Oteiza.
Pero también había mucha oposición por todas partes: por la izquierda, el PCE los denominaba "arte oligárquico", por la derecha, los que entonces mandaban, los franquistas, quienes sólo pudieron insultarlos como "putas y maricones". No faltó tampoco el grupo más intransigente y terrorista ETA, quien más tarde, a principios de 1973, secuestró a Felipe Huarte.
En la exposición se podrán ver recortes de prensa de la época, películas, fotografías, etc. En aquel año hubo más fracasos y frustraciones que éxitos y alegrias, pero hoy nos sirve para decir que aquella reunión constituye la mayor reunión de talento artístico del último medio siglo en España.
La acogida de un pueblo, en 1972, como Pamplona fue genial en unas fechas previas a Sanfermines y llenaronn todas las salas de exposiciones, cines, sótanos de hoteles u otros pabellones improvisados como museos, ejemplo el frontón Labrit.
Esto fue Los Encuentros de Pamplona de 1972, el principio de algo que no tuvo continuuidad, pero que a los que entonces ya vivíamos, aun siendo unos infantes, nos puede ayudar a comprender la evolución del arte contemporáneo a todo el mundo.