Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

viernes, 27 de noviembre de 2009

Los skaters

Un día, hace más o menos un par de años, vivían en Ansoáin un grupo de chavales skaters. Estos sabían patinar muy bien, por eso se atrevieron a apuntarse a un torneo de skate.

Los chavales estaban bastante nerviosos por el torneo, por eso se pusieron a entrenarse al cien por ciento. Mientras entrenaban Raúl le preguntó a Imanol:

-¿Imanol,quién crees que ganará el torneo? Imanol repondió:
-Pues la verdad no lo se seguramente el que más se esfuerce y el que mejores trucos haga, aunque yo creo que el que más papeletas tiene de ganar es Txoni, porque es el que más años lleva patinado.
-Si claro le respondió Raúl, eso habrá que verlo.

Una semana antes del torneo todos habían mejorado muchísimo sus habilidades, Raúl ya se sacaba el varial, Andoni el quickfleep, pose el olie...

Todos estaban pletóricos para la competición. Estaban deseando que llegase el día esperado, aunque también había que tener en cuenta que participaban más chavales que ellos y si tenían buenas habilidades podrían ponérselo muy dificil, pero bueno los chavales tenían fé en sí mismos y estaban convencidos de que iban a ganar.

El día de antes se reunieron todos en el skate park, y se juraron todos que quien ganaría daría parte del premio a el grupo, todos estuvieron de acuerdo menos Andoni que era demasiado egoísta. A la media hora todos se fueron a sus casas a descansar para el día siguiente y estar pletóricos en el torneo.

Al día siguiente todos estaban en el skate park de Ansoáin, donde se iba a realizar el torneo. Cuando ya todos se encontraron allí digeron los premios:
- Para el tercer puesto un casco y unos rodamientos ab5
- para el segundo puesto una tabla blind con rodamientos ab5
- para el primer puesto una tabla almost con rodamientos ab7 y dos fingers con rampas incluidas.

Todos estaban emocionados para ver quién se llevaba el primer puesto, la tensión era cada vez más grande y los skaters estaban muy nerviosos, entonces cuando todo el skate park estaba en silencio el jurado dió paso al primer concursante, en este caso Raúl.

Lo hizo muy bien se hizo varios trucos muy buenos. Luego entró Andoni que también lo hizo de maravilla, pero Raúl teníá dos puntos más que él, asi que fueron saliendo uno detrás de otro hasta que el jurado dió su opinión:

- En tercer lugar Txoni, el segundo lugar Pose y en primer lugar hay un empate entre Raúl e Imanol, así que tendrá que haber un reparto de premios.

Cuando los skaters abandonaron el skate park hablaron con Andoni y le dijeron... tú no pensabas compartir los premios con nosotros, eso esta mal, pero como no somos como tú lo compartiremos.

Andoni agradeció a sus amigos su solidaridad y les prometió que lo compartiría todo.

Así es como acaba la historia de unos skaters que siempre están dispuestos a compartir y a ser buenos amigos.

jueves, 26 de noviembre de 2009

La princesa y su gran destino



Había una vez una princesa que se llamaba Vanesa , creía que su destino era ser princesa y reinar sola pues de todos los príncipes de los que se enamoraba la dejaban plantada , pues ellos decían no eres tan guapa , no tienes amigas , no seas tan sosa no seas tímida .

Ella ya creía que no tendría un marido , ni un gran destino. Así que se dio cuenta de que si cambiaba seria desgraciada.

Entonces ella al día siguiente llamó a sus estilistas y ellas le hicieron un cambio de look.
Le quitaron las gafas y le pusieron lentillas, le soltaron el pelo y le maquillaron la cara . Ahora era otra persona.

Llamaron a la prensa y que sorpresa era la princesa y que belleza , pues ahora era otra persona.
Todos la miraban y ella se sonrojaba.

Desde entonces su vida cambiaría …

Mientras todos la miraban ella se asustaba , que estarían diciendo , seria el ameréis de todas las princesas, no lo sabía.

Después de un silencio todos aplaudieron pues que princesa era una belleza , cuando la mirabas te quedabas asombrado.

Desde ese día los príncipes la perseguían desde entonces su destino cambio.

martes, 24 de noviembre de 2009

Recuerdos de una mañana de Navidad.


Los ángeles tenían cosas más importantes que hacer con su tiempo que observar si yo era un niño bueno o malo. Aun con mi limitada sabiduría de una niño de 8 años, había decidido que, en el mejor de los casos, el Ángel sólo podía vigilar a dos o tres muchachos a la vez... y ¿por qué habría de ser yo uno de éstos? Las ventajas, ciertamente, estaban a mi favor. Y, sin embargo, mamá, que sabía todo, me había repetido una y otra vez que el Ángel de la Navidad sabía, veía y evaluaba todas nuestras acciones y que no podíamos compararlo con cualquier cosa que pudiéramos entender nosotros, los ignorantes seres humanos. De todos modos, no estaba muy seguro de creer en el Ángel de la Navidad.

Todos mis amigos del barrio me dijeron que Santa Claus era el que llegaba la víspera de la Navidad y que nunca supieron de un ángel que llevara regalos. Mamá vivió en América durante muchos años y bendecía a su nueva tierra como su hogar permanente, pero siempre fue tan italiana como la polenta y, para ella, siempre sería un ángel.

-"¿Quién es este Santa Claus?", solía decir. "Y, ¿qué tiene que ver con la Navidad?".

Además, debo reconocer que nuestro ángel italiano me impresionaba mucho. Santa Claus siempre era más generoso e imaginativo. Les llevaba a mis amigos bicicletas, rompecabezas, bastones de caramelo y guantes de béisbol. Los ángeles italianos siempre llevaban manzanas, naranjas, nueces variadas, pasas un pequeño pastel y unos pequeños dulces redondos de ‘orosuz’ que llamábamos bottone di prete (botones de sacerdote) porque se parecían a los botones que veíamos en la sotana del padrecito. Además, el Ángel siempre ponía en nuestras medias algunas castañas importadas, tan duras como las piedras.

Debo admitir que nunca supe qué hacer con las castañas. Finalmente se las dábamos a mamá para que las hirviera hasta que se hicieran y luego las pelábamos y las comíamos de postre después de la cena de Navidad. Parecía un regalo poco apropiado para un niño de seis o siete años.

A menudo pensé que el Ángel de la Navidad no era muy inteligente.Cuando pregunté a mamá acerca de esto, ella solía contestar que no me correspondía a mí, "que todavía era un muchachito sin barba", poner en tela de juicio a un ángel, especialmente al Ángel de la Navidad.

En esta época navideña en particular, mi comportamiento de un siete años era todo menos ejemplar. Mis hermanos y hermanas, todos mayores que yo, por lo visto nunca causaban problemas. En cambio yo siempre estaba en medio de todos los problemas. A la hora de la comida rechazaba todo. Me obligaban a probar un poco di tutto (de todo) y cada comida se convertía en un reto... Felice, como me llamaba la familia, contra el mundo de los adultos. Yo era el que nunca me acordaba de cerrar la puerta del gallinero, el que prefería leer a sacar la basura y el que, sobre todo, reclamaba todo lo que mamá y papá hacían, sentían u ordenaban. En pocas palabras, era un niño malcriado.

Cuando menos un mes antes de la Navidad, mamá me advertía: "Te estás portando muy mal, Felice. Los ángeles de la Navidad no llevan regalo a los niños malcriados. Les llevan un palo para pegarles en las piernas. De modo que – me amenazaba – más vale que cambies tu comportamiento. Yo no puedo portarme bien por ti. Sólo tu puedes optar por ser un buen niño"."¿Qué me importa? – contestaba yo - . De todos modos el ángel nunca me trae lo que quiero. "Y durante las siguientes semanas hacía muy poco para ‘mejorar mi comportamiento’.

Como sucede en la mayoría de los hogares, la Nochebuena era mágica. A pesar de que éramos muy pobres, siempre teníamos comida especial para la cena. Después de cenar nos sentábamos alrededor de la vieja estufa de leña que era el centro de nuestras vidas durante los largos meses de invierno y hablabamos y reíamos y escuchábamos cuentos. Pasábamos mucho tiempo planeando la fiesta del día siguiente, para la cual nos habíamos estado preparando toda la semana. Como éramos una familia católica, todos íbamos a confesarnos y después nos dedicábamos a decorar el árbol. La noche terminaba con una pequeña copa del maravilloso zabaglione(natillas) de mamá. ¡No importaba que tuviera un poco de vino; la Navidad sólo llegaba una vez al año!.

Estoy seguro de que sucede con todos los niños, pero no era casi imposible dormir en la Nochebuena. Mi mente daba vueltas. No pensaba en las golosinas, sino que me preocupaba seriamente la posibilidad de que el ángel de la Navidad no llegara a mi casa o que se le acabaran los regalos. Me emocionaba mucho la posibilidad de que Santa Claus olvidara que éramos italianos y de cualquier modo nos visitara sin darse cuenta de que el Ángel ya me había visitado. ¡Así recibiría el doble de todo!

¿Por qué sucede que en la mañana de Navidad, por poco que se duerma la noche anterior, nunca resulta difícil despertar y levantarnos? Así ocurrió esa mañana en particular. Fue cuestión de minutos, después de escuchar los primeros movimientos, para que todos nos levantáramos y saliéramos disparados hacia la cocina y el tendedero donde estaban colgadas nuestras medias y debajo de éstas se encontraban nuestros brillantes zapatos recién lustrados.Todo estaba tal como lo habíamos dejado la noche anterior. Excepto que las medias y los zapatos estaban llenos hasta el tope con los generosos regalos del Ángel de la Navidad... es decir, todos excepto los míos.

Mis zapatos, muy brillantes, estaban vacíos. Mis medias colgaban sueltas en el tendedero y también estaban vacías, pero de una de ellas salía una larga rama seca .Alcancé a ver las miradas de horror en los rostros de mi hermano y mis hermanas. Todos nos detuvimos paralizados. Todos los ojos se dirigieron hacia mamá y papá y luego regresaron a mí. - Ah, lo sabía – dijo mamá -. Al Ángel de la Navidad no se le va nada. El Ángel sólo nos deja lo que merecemos.Mis ojos se llenaron de lágrimas. Mis hermanas trataron de abrazarme para consolarme, pero las rechacé con rabia.- No quería esos regalos tan tontos – exclamé -. Odio a ese estúpido Ángel. Ya no hay ningún Ángel de la Navidad.

Me dejé caer en los brazos de mamá. Ella era una mujer grande y su regazo me había salvado de la desesperación y de la soledad en muchas ocasiones. Noté que ella también lloraba mientras me consolaba. También papá. Los sollozos de mis hermanas y los lloriqueos de mi hermano llenaron el silencio de la mañana.Después de un rato, mi madre dijo, como si estuviera hablando con ella misma:- Felice no es malo. Sólo se porta mal de vez en cuando. El Ángel de la Navidad lo sabe. Felice sería un niño bueno si hubiera querido, pero este año prefirió ser malo.

No le quedó alternativa al Ángel. Tal vez el próximo año decida portarse mejor. Pero, por el momento, todos debemos ser felices de nuevo.De inmediato todos vaciaron el contenido de sus zapatos y medias en mi regazo.- Ten – me dijeron -, toma esto.

En poco tiempo otra vez la casa estaba llena de alegría, sonrisas y conversación. Recibí más de lo que cabía en mis zapatos y medias.Mamá y papá habían ido a misa temprano, como de costumbre. Juntaron las castañas y empezaron a hervirlas durante muchas horas en una maravillosa agua llena de especias y había otra olla hirviendo entre las salsa. Los más delicados olores surgieron del horno como mágicas pociones. Todo estaba preparado para nuestra milagrosa cena de Navidad.

Nos alistamos para ir a la iglesia. Como era su costumbre, mamá nos revisó, uno por uno; ajustaba un cuello aquí, agarraba el cabello por allá, una caricia suave para cada uno... Yo fui el último. Mamá fijó sus enormes ojos castaños en los míos.- Felice – me dijo -, ¿entiendes por qué el Ángel de la Navidad no pudo dejarte regalos?- Sí – respondí.- El Ángel nos recuerda que siempre tendremos lo que merecemos. No podemos rechazarlo. Algunas veces resulta difícil entenderlo y nos duele y lloramos. Pero nos enseña lo que está bien hecho y lo que está mal y, así, cada año seremos mejores.

No estoy muy seguro de haber entendido en aquellos momentos lo que mamá quiso decirme. Sólo estaba seguro de que yo era amado; que me habían perdonado por cualquier cosa que hubiese hecho y que siempre me darían otra oportunidad. Jamás he olvidado aquella Navidad tan lejana. Desde entonces, la vida no siempre ha sido justa ni tampoco me ha ofrecido lo que creí merecer, ni se me ha recompensado por portarme bien. A lo largo de los años he llegado a comprender que he sido egoísta, malcriado, imprudente y quizá, en ocasiones, hasta cruel... pero nunca olvidé que cuando hay perdón, cuando las cosas se comparten, cuando se da otra oportunidad y amor sin límite, el Ángel de la Navidad siempre está presente y siempre es Navidad.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Los adolescentes


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Me llamo Soledad y voy al instituto de Valencia. Allí soy la rarita y todos me miran mal. Yo siempre estoy leyendo, estudiando, haciendo tarea... Me cuesta relacionarme con la gente, por lo que no tengo ningún amigo. Mi madre siempre me está diciendo que me cambie de instituto pero yo no quiero.

En mi clase, todos me insultan, pero sobre todo, los que más me odian son una pandilla de cinco chicos : Jaime, el jefe del grupo; Oscar, el cotilla, Nicolás, el que se gusta de mí , pero no me lo quiere decir; Manolo, el que le hace la pelota a Jaime y Pedro, el popular de la clase. Ellos, siempre que salgo al recreo me tiran al suelo y me quitan el bocadillo de la mano.

Un día, arta de todo el maltrato, decidí hacer un cartel en mi ordenador portatil, y hacer unas fotocopias en mi impresora. Salí de casa y coloqué los carteles por todo Valencia: En las paredes, en los parques, e incluso me atreví a colocar uno en mi instituto. En el cartel puse en letras grandes:

Busco a alguien lo bastante fuerte para que me enseñe a defenderme de unos matones de mi instituto. Si conoce a alguien llama al 666 78 95 68 preguntar por Soledad, es urgente.

A la semana siguiente, me llamó un señor por ee teléfono, me dijo que estuviera tranquila. Me preguntó dónde vivía y me dijo que endría a mi casa tan pronto como pudiera. El día que vino, me puse muy contenta al ver que era un hombre lo bastante fuerte como para darles una buena lección.

Le acompañé hasta mi instituto y señalé a la pandilla, diciéndole al hombre quienes eran. Ellos me vieron, pero al verme con aquel hombre huyeron, pero cuando me encontraba sola me hacían lo mismo de todos los días.

Una chica que vio el cartel, me habló de que podría escribir trescientos sesenta y cinco sms para anunciar la pelea entre Jaime , Oscar, Nicolás , Manolo y Pedro contra aquel hombre. Digo trescientos sesenta y cinco porque en el instituto éramos ese número de personas. Esa chica puso en los sms : Atención pelea en la plaza al lado del instituto, voten por su favorito. No se la pierdan el día 30 de Enero.

Ese día, fue un día buenísimo para mí, tanto por la lección que le va a dar a los chicos como por estar al fin tranquila. Cuando empezó la pelea, yo estaba más nerviosa que los de la pandilla y no quería que el hombre saliera herido. No duró mucho la pelea, porque , nada más darle una patada en el culo a cada uno, Jaime , Oscar, Nicolás, Pedro y Manolo huyeron rápidamente y no volvieron nunca más por Valencia.

Por el colegio se rumoreaba que Jaime se había ido a China, Oscar a Barcelona, Nicolás a Pamplona , Manolo a Castilla y la Mancha y Pedro a Castilla y León.

Yo estaba tan contenta con el hombre, que le regalé dos mil euros por haberme ayudado. Como yo no tenía padre, le dije que si le gustaría ser mi padre y me contestó que sí.

Desde ese día, no volví a ser la misma de antes. Ahora me relaciono más con los de mi clase y pasé a ser una chica popular. Dejé de leer y estudiar tanto, pero tampoco dejé de estudiar del todo.

Tengo un amigo que me cuenta cosas secretas. Si alguien se metiese conmigo, alguien muy fuerte me ayudaría : mi padre.