Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

martes, 3 de noviembre de 2009

La muñeca

Todos piensan que Halloween es una fiesta llena de seres fantásticos e irreales, pero lo que os voy a contar yo, os aseguro que es todo verdad.Yo quiero compartir el miedo que sentí cuando me pasó aquello: Me disponía a disfrutar Halloween como todos lo años. Pero resulta que un día antes era mi cumpleaños, y me regalaron una preciosa muñeca de porcelana. Me la regaló mi tía, y cuando me la dio, me dijo:

-No la hagas enfadar, que si no, pasará algo terrible.

Me lo dijo con un tono de voz sombrío. No entendí sus palabras, ni le di importancia, le di un abrazo y me fui.
Cuando salí de casa, un aire gélido me traspasó la cara; y de repente,me acordé de las palabras de mi tía, y de la muñeca que minutos antes la había dejado tirada en la cama de mi habitación. Sentí algo muy raro y decidí volver a casa. Mi madre me echó la bronca porque había dejado tirada a la muñeca que con tanto cariño me había regalado mi tía. Yo me enfadé aún mas y tiré el regalo al suelo. Al salir de casa volví a tener la sensación del aire helado.Pero no me paré a pensar en eso, porque había quedado con el chico mas guapo de clase y no tenía ganas de perder la cita. Fui a coger el metro y apareció en mi mente el retrato de la preciosa muñeca.¿Preciosa ?De repente me pareció horrible, tenía la cara deformada y el cuerpo desfigurado. Encontré a mi chico e intenté relajarme, pero el retrato de la muñeca venía una y otra vez a mi cabeza.Tenía ganas de pegar o hacer daño a alguien.

-¿Qué te pasa?¿Estás bien ?-Me preguntó Andrés.
-No, quiero decir si-Yo no quería estropear la cita.
-Estoy un poco mareada, pero no pasa nada-dije. Una vocecita empezó a martillear en mi cabeza: mátale,mátale,mátale... Sin pensarlo tiré a Andrés a la vía del tren. En ese momento pasó el metro. No quiero contar lo que pasó, pero ya os lo imaginareis.

Tengo tanto miedo a la muñeca que la cuido a todas horas y no me puedo separar de ella.

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