Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

lunes, 30 de noviembre de 2009

Sueños Reales

Hola yo soy un niña de 13 años,que vive en el campo con sus dos hermanos y con sus padres. Parece una vida normal como la de cualquier niña de esta zona, pero no soy como cualquiera, soy especial, aunque vuestras madres os digan que sois únicas y todo lo que dicen las madres: ¿quereis saber por qué yo soy especial?

Pues es porque yo sueño lo que le pasa a la gente. Todo lo bueno y todo lo malo, pero nadie entiende ese peso que llevo en mi. Si alguien va a morir y yo lo conozco sueño cómo va a pasar, pero no puedo cambiar el futuro de ninguna persona. Esto, por supuesto, nadie sabe de esta maldición.

Llevo unas cuantas semanas preocupada porque me estoy volviendo loca al soñar que voy a morir a manos de una niña a la que le pasaba lo mismo que a mi. Lo de los sueños reales no aguanto más esta presión.

Ayer pasé por la cascada que hay enfrente de mi casa y me encontré una careta de un perro y detrás una niña. Me asusté, empezé a correr y empezó a perseguirme. Yo me caí y antes de que ella me alcazara:
zzzzzzzzzzzzzzzzzzzaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssssssssssssssssssss, me deperté y me encontré con mis hermanos vestidos de fantasmas intentando asustame. Al verlos después de ese sueño grité, pero después me tranquilizé porque todo por ahora había sido un sueño.

Volvi a dormirme y esta vez no volví a soñar lo mismo sino que me dijo alguien:
- No te acerques a la vieja estación de tren. Si te acercas, ella habrá ganado la guerra.

Yo empezé a decir qué guerra, qué guerra, qué guerra... Mi madre vino a despertarme y me preguntó:
- ¿qué guerra, cariño? yo le contesté -ninguna, mami, ninguna.

Me vestí y me despedí de toda mi familia porque estaba decidida de ir a la vieja estación de tren y no sabía si iba a volver porque igual mis sueños se cumplían.

Bueno fui y de repente apareció alguien que me dijo:

- ¡Huye!

No escapé y por no escapar la niña se me acercó y justo pasó el tren y yo caí a la vía. No me atropelló el tren, aunque lo hubiera preferido: la niña me arrancó los brazos, las piernas y los ojos para que siempre viva en mis malditos sueños.

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