Mis citas

Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009

"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".

lunes, 30 de noviembre de 2009

Intercambio con un británico

Hace unos años, cuando yo tenía 18, para estudiar y para estar mejor preparada para la Universidad, propuse a mis padres hacer un intercambio, al principio no se atrevían: por la cultura, por el desconocimiento, por el tiempo... pero al final aceptaron.

Encontramos la casa ideal, con una pareja muy buena y el hijo que venía para hacer el intercambio era super majo según me dijeron mis padres en una de sus muchas, muchas cartas.

Mi equipaje, ocupaba muchísimo pues iba a estar aproximadamente 2 ó 3 años. Llevándome la ropa de las cuatro estaciones, la de fiesta, las cosas del baño y muchas otras cosas. En las maletas no cabía ni un alfiler. Me acuerdo que el intercambio se realizó a principios de verano del año 2015. El viaje no se me hizo muy largo, pero sí un poco triste por no ver a mi familia durante tanto tiempo.

Cuando llegué, como en las películas, estaba esperando una pareja con un cartel en el que aparecían mi nombre y mis apellidos. Me dirigí hacia ellos, se alegraron de verme, y con estas palabras me recibieron:

- Welcome to the UK!- yo me quede un poco apurada, ellos me sonrieron y nos dirigimos a la salida: EXIT.

Me sorprendió la cantidad de tráfico que había. Tardamos una media hora en llegar a su super casa, como aquí diríamos: un chalet. Tenía: piscina, un enorme jardín, pequeños arbustos, una mesa con sus sillas y alguna cosa más...

El interior del chalet era majestuoso. La cocina se unía al salón-comedor en la planta baja. A la segunda planta se subía por una escalera de caracol, que estaba en una esquina del salón-comedor. En esa planta se encontraban las habitaciones del chico, la de su hermana gemela, la habitación de sus padres y mi habitación. Estaba preparada a mi gusto, pues me habían preguntado antes de ir. En medio de la habitación se encontraba una acogedora cama, en la esquina estaba el armario, pequeño de apariencia y muy espacioso por dentro. Al lado de la cama se encontraba la mesita de noche, en la que estaba la lámpara. Enfrente de la cama se encontraba la ventana.
En esa misma planta se encontraba un baño completo en el que había de todo.

Cuando me presentaron a su hija, supe que nos haríamos grandes amigas, se llamaba: Sofí.
Tenía el pelo rubio, los ojos azules, era delgada y alta, su ropa siempre iba a la moda y era agradable y divertida. Su madre le había dado a sus hijos el color rubio de su cabello. Era alta, esbelta, delgada, muy guapa, alegre y divertida. Su padre les dejó en herencia sus bonitos ojos azules, era alto, esbelto, delgado y con un toque de seriedad en la mirada, pero era muy majo.

Los primeros días fueron, por decirlo de alguna manera fueron de descubrimiento, me mostraron las avenidas, las calles, los trenes, los autobuses, los hoteles, los cines y muchísimas otras cosas más.

El primer mes se me pasó volando y sin darme cuenta tenía unas 20 cartas de mi familia. En muchas de ellas me preguntaban cómo estaba, que si aprendía mucho, y también me decían que el hermano de Sofí, Tom, era muy educado, solo que la mayoría de las veces no se comprendían...
Sofí me daba clases de inglés y aprendí muchísimas cosas.

Me acuerdo de que todos los domingos por la mañana el desayuno era completísimo. Beth la madre de Sofí, cocinaba de todo: tortitas, huevos, bacon, café, colacao, tortilla, revuelto... en fin, todo lo que se le ocurría, y nosotras la ayudábamos pues nos encantaba.
Me acuerdo en mi primer verano el calor que hacía y lo fría que estaba el agua de la piscina de su jardín. Los 3 me habían dicho:

-¡¡¡No te metas tan deprisa!!! - pero yo me tiré de cabeza, y nada más tocar el agua comprendí su advertencia, estaba helada.

Ese verano fué el mejor de mi vida junto con los otros 2. Porque al final me quedé 3 años, de lo agusto que estaba, por poco no me voy. La despedida fué un poco dura, me dió mucha pena tener que despedirme de Sofí, de su padre y de Beth.

Cuando llegué a casa recuerdo que estaba cansada por el largo viaje, pero se me saltaron las lágrimas al ver a mi familia, mi hermana y mis padres. Tengo que reconocer que les echaba mucho de menos.

A partir de entonces todos los días Sofí y yo nos comunicamos por el messenger en inglés y en castellano pues yo también le había enseñado, pero yo castellano.
Ahora todos los veranos nos vemos, o porque vienen ellos aquí, a Navarra, o porque vamos nosotros allí. Es muy divertido, aunque luego nos quedamos tristes.
Y esta es la historia del intercambio con un británico.

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