Mis citas
Cita de Juan José Millas en El País el 19 de Noviembre de 2009
"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".
"Los vocablos no sólo contienen definiciones, también tienen sabor, textura, volumen, que las hay imposibles de tragar, como el aceite de ricino y las que entran sin sentir, como un licor dulce.
Las que curan y las que hacen daño, las que duermen y las que despiertan. Las que proporcionan inquietud y paz. Hay palabras, incluso, que matan".
miércoles, 23 de diciembre de 2009
Crítica-comentario a la película Cuento de Navidad
A Christmas Carol o Cuento de Navidad
Resumen del argumento
Ebenezer Scrooge es un tipo avaro acostumbrado a tratar mal a las personas que le rodean, incluido su fiel secretario. Su mezquindad le impide disfrutar de la Navidad, una fiesta que odia profundamente, pero este año todo va a ser diferente. Scrooge se encuentra con Marley, su difunto socio, quien, además de echarle en cara su maldad, le anuncia la visita de tres espíritus. Los fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras intentarán abrir los ojos a Scrooge antes de que sea muy tarde.
La literatura de Cuento de Navidad
"Cuento de Navidad" es, sin duda, una de las historias de fantasmas más famosas de la literatura universal y uno de los grandes clásicos de Charles Dickens. Son muchas las adaptaciones que se han hecho de este texto del siglo XIX, pero en 2009 llega a las pantallas la más novedosa de manos de la factoría Walt Disney. En "Cuento de Navidad (A Christmas carol)", el realizador Robert Zemeckis da un paso más en la tecnología que hizo posible sus "Polar Express" y "Beowulf", capturando el movimiento de actores reales y convirtiéndolo en imágenes animadas tridimensionales de gran realismo. Es el revolucionario RealD 3D.
Bajo la apariencia de personajes animados, encontramos a un Jim Carrey irreconocible por las ilimitadas posibilidades de la era digital. Él da vida al viejo egoísta Scrooge, pero también al fantasma de las Navidades Pasadas (un ser luminoso que enseña al protagonista recuerdos de su juventud), al fantasma de las Navidades Presentes (un divertido gigante que le sitúa ante su forma de ser actual) y al fantasma de las Navidades Futuras (un monstruo siniestro que le advierte sobre lo que puede pasar). Además de Carrey, distinguimos a Gary Oldman, Colin Firth y Robin Wright Penn.
Crítica
A Zemeckis nadie, o casi nadie, le sigue la corriente. Cuando abrió la caja de Pandora hace algunos años con "Polar Express" vaticinábamos una revolución que está muy lejos de haberse producido. La captura de movimiento sigue siendo un vistoso exotismo, una extravagancia ambivalente, con un potencial cuyo techo aún desconocemos (¿será el "Tintín" de Spielberg y Peter Jackson el revulsivo final del modelo o, por el contrario, será su tumba?). Zemeckis, tres películas después, aún no logra hacernos comulgar con las circenses virtudes del, aún, desconcertante formato. "Cuento de Navidad" está a medio camino entre "Polar Express" y "Beowulf"; mucho más lúdica y rítmica que aquella, pero lejos del ejemplar hálito aventurero de la segunda, una película extraordinaria independientemente de la tosquedad inherente a las limitaciones del cine de avatares.
Zemeckis da un paso más, sus personajes son un poco más humanos, la expresividad facial mejora (especialmente la muy mejorable animación de las bocas), pero seguimos sin compartir el entusiasmo por esa filosofía del cuento a caballo entre un mundo real de carne y hueso y la pantalla interactiva de un videojuego. El director de "Regreso al futuro" es un adelantado a su tiempo; sus ambiciosas pretensiones simplemente no tienen eco en el estándar real tecnológico del cine animado. Para que una película como "Cuento de Navidad" funcione sin fisuras en lo formal probablemente debería haberse filmado dentro de una década, año arriba año abajo.
Lo cierto, sin embargo, es que hay película debajo del disfraz ultratecnológico; Zemeckis no acaba de decidir a qué público quiere dirigirse. La fascinante ingenuidad cristiana y primitiva de la deliciosa fábula de Dickens es carnaza de público infantil, por el color de su moraleja, por la limpieza ética del ejemplar subtexto. Sin embargo "Cuento de Navidad" muda frecuentemente de rostro virando hacia lo macabro, hacia el escalofrío de ultratumba, hacia la escasa hospitalidad de un más allá sórdido y adulto. No hay sitio para los más pequeños, el cuento luce demasiado siniestro como para dar coba al público más bajito.
En esa incómoda tierra de nadie rescata Zemeckis toda la fuerza moral e iniciática de la legendaria parábola natalicia. Visualmente es un espectáculo gigantesco; la puesta en escena apabullante (Zemeckis explota mejor que nadie las bondades del 3D y las posibilidades formales que éste ofrece) y exhala efluvios dickensianos por los cuatro costados; la incalculable capacidad sugestiva del cuento está casi intacta y la visualización onírica del mundo pasado, presente y futuro de Scrooge es un regalo impagable para la vista. Ahora bien, nuevamente, como en "Polar Express" el relato tropieza en la incontenible tendencia al exceso acrobático de su ambicioso director. Sobra efectos tobogán y, sobre todo, sobran, desvaríos histriónicos en la caracterización chillona del anciano Scrooge.
Hay mucho de Jim Carrey, en el mal sentido, en la incontinencia gestual del viejo y en el exceso de entusiasmo de un desenlace que reinterpreta la reinserción moral de Scrooge en el ámbito de la enajenación mental, como si todo el vía crucis por las navidades pasadas, presentes y futuras fueran fruto de un desvarío senil que desemboca en la felicidad ficticia del lunático. Una de cal, pues, y otra de arena para una película que, no obstante, recupera con un fenomenal alarde de medios, el sabor genuino del mito natalicio, reivindicando a Dickens y la magia inherente a su impagable atemporal literatura.
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